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27 de enero de 2010

Amén.

(Apocalipsis 1:3)
Feliz el que lea en público estas palabras proféticas
Y felices quienes las escuchen
Y hacen caso de este mensaje
Porque el tiempo está cerca

(Apocalipsis 1:7)
Miren, viene entre nubes
Lo verán todos
Incluso los que lo hirieron
Y llorarán por su muerte todas las naciones de la tierra

(Apocalipsis 2:1-4)
Al ángel de la Iglesia que está en Efeso, escribe:
Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano
Y camina en medio de los siete candeleros de oro:
Conozco tus obras, tus dificultades y tu perseverancia
Sé que no puedes tolerar a los malos
Y que pusiste a prueba a los que se llaman a sí mismos apóstoles
Y los hallaste mentirosos
Tampoco te falta la constancia
Y has sufrido por mi nombre sin desanimarte
Pero tengo algo en contra tuya
Y es que has perdido tu amor del principio.

(Apocalipsis 2:9-10)
Sé que sufres y eres pobre
Y sin embargo, eres rico
Sé cómo te calumnian los que pretenden ser judíos y no lo son
Pues su sinagoga es la de Satanás
No tengas miedo por lo que vas a padecer. El diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel

Queriendo, necesitando, esperándote
Para justificar mi amor
Esperando, rezándote
Para justificar mi amor

(Apocalipsis 13:1-10)
Entonces vi una bestia que sube del mar
Tiene siete cabezas y diez cuernos
La bestia que vi se parecía a un leopardo
Aunque sus patas eran como las de un oso
Y su boca como de un león
El dragón le entregó su poder y su trono con un imperio inmenso
Una de sus cabezas parecía herida de muerte
Pero su llaga mortal se le curó
Entonces toda la tierra se maravilló, siguiendo a la bestia

Se postraron ante el dragón que había entregado el poderío a la bestia
Y se postraron también ante la bestia, diciendo:
«¿Quién hay como la bestia?
¿Quién puede competir con ella?»
Se le concedió hablar en un tono altanero que desafiaba a Dios
Y se le concedió ejercer su poder durante cuarenta y dos meses
Abrió, pues, su boca para insultar a Dios, insultar su Nombre

Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos
Se le concedió autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.
Y la van a adorar todos los habitantes de la tierra
Todos aquellos cuyos nombres
No están inscritos desde la creación del mundo en el libro de la vida del Cordero degollado
El que tenga oídos para oír, que oiga:
«El que está destinado a la cárcel, a la la cárcel irá
El que está destinado a morir a espada, a espada morirá.»
Esta es la hora de la perseverancia y de la fe para los santos

Queriendo, necesitando, esperándote
Para justificar mi amor
Esperando

(Apocalipsis 21:1-8)
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva
Y oí una voz que clamaba desde el trono:
«Esta es la morada de Dios con los hombres
Él habitará en medio de ellos
Ellos serán su pueblo
Y él será Dios-con-ellos
Él enjugará las lágrimas de sus ojos
Ya no habrá muerte ni lamento
Ni llanto ni pena
Pues todo lo anterior ha pasado.»

Al que tenga sed yo le daré de beber gratuitamente
Del manantial del agua de la vida
Esa será la herencia del vencedor:
Yo seré Dios para él, y él será hijo para mí

Pero para los cobardes, los renegados, los corrompidos
Los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras, en una palabra, para todos los falsos
Su lugar y su parte es el lago que arde con fuego de azufre
Que es la segunda muerte

(Apocalipsis 22:10-13)
También me dijo:
«No pongas en lenguaje cifrado los mensajes proféticos de este libro
Porque el tiempo está cerca.
Que el pecador siga pecando y el manchado siga ensuciándose
Que el bueno siga practicando el bien y el santo creciendo en santidad.
Voy a llegar pronto
Yo soy el Alfa y la Omega
El Primero y el Ultimo
El Principio y el Fin.

Amén

¿Qué voy hacer?

24 de enero de 2010

"El dia que conoci a la soledad".

La poca luz y el silencio me acompañan en un latir lastimado.
El sonido se desvanecio y más que ecos, no queda nada en esta habitacion, tengo el cabello desbordado, las manos un poco descontroladas y mis ojos alterados, doloridos.
Las piernas dejaron de temblar, puedo sentirme un poco más firme detenido aqui en este rincon de dos lados con calor.
De pronto siento el abrir de la puerta principal, pasos, un leve temblor sobre el parquet, mi sistema nervioso no se inhibe, simplemente dejo fluir la situacion, proyectando incosncientemente en mi cabeza lo que sucedera si no me levanto a ver quien.
De pronto llega, contextura un poco descuidada, y un gesto en su cara sonriente, palmada en mi hombro y el dialogo se da en forma desprevenida, fluido, despreocupado, liberado, muy abundante.
Quedamos charlando por un largo tiempo reloj, cuando de repente, eramos un cuadro colgado en una pared de personas, pintados por colores de esperanza y ganas, sostenidos por las fuerzas, por un sentido, por ganas... en esa pared, simplemente eramos.

Luis R. Parodi.

21 de enero de 2010

"Ocurrencias de un supuesto adios"

Mirandote, mirandonos... pero yo mirandote un poco más, asi es como me sentí en aquella ocasion.
Tus besos tenian sabor engañoso, tus ojos un parpadeo raro... casi mentiroso, poco podia comprender.
De tus manos no encontraba fuerza, y poco a poco el espacio entre palma y palma se fue agrandando, perdi sentido, el tiempo simplemente se detuvo.... se termino.
Mi corazón exclamaba dolor, gritaba... tan solo latia aturdido, el temblor de piernas lo acompañaba.
Como poder explicarte lo que sentia, como poder tan solo gritar y detener tu partida... te desvanecias entre calles, gente, edificios, y un sin fin de ruidos.
El adios era eminente, y el dolor era un hecho.

Luis R. Parodi

19 de enero de 2010

"Erotico, algo de romance".

Y de mi, esperaba trucos de magias y más de mil escencias asombrosas, pero no es asi, simplemente di comienzo a un despliegue llamado "show" lo disfrutamos, desde el comienzo hasta el final.
Pude manipular sus ojos, controlar sus manos como a un televisor y tomé dominio sobre sus piernas, más sin nada que hacer, jugue con su cerebro, cargue mi material, puse la musica y a un ritmo poco normal, retoque sus neuronas, las conexiones. Todo bajo control.
Las luces se entre cortaban con el circular de nuestras sombras, y las ventanas temblaban.
Dibujos en el vidrio empañado, sin sentido alguno... huellas de placer.
Sabanas aturdidas, una cama asustada, un par de jeans acorralados, y unos pares de zapatos buscando una salida de emergencia.
Eramos, su anatomia, la mia, su conciencia, y un juego de amantes sin control.
Ojos inyectados de placer, vibraciones corporales, las palabras no se escuchaban... consumidos en una partida, donde el ganador y el perdedor se funden en una exclamacion de liberacion.
Un simple cantar, un rayo penetró tanta oscuridad consagrada, la calma quedo dibujada.
Era hora de recolectar tanta dispersion por el impacto eminente del placer.

Luis R. Parodi.

3 de enero de 2010

"Camino al Umbral"

Decidí lanzarme al rio, así borrar la sangre de mi ropa y poder olvidarlo todo. Decidí pegar un salto y caer a lo profundo de esta fría laguna. Mientras caigo, las imágenes comenzaron a torturarme, todo parecía volver a repetirse, el modo exacto de como discutí, como la golpee, y como dispare. Cada vez había menos luz en este ambiente, era porque cada vez me insertaba aun más en lo profundo. Pude recordar como comenzó y termino todo. El oxigeno empezó a escasear y tuve la obvia necesidad de volver a la superficie. Cuando vi la luz de nuevo, pensé en hundirme nuevamente, pero el cargo de consciencia y un impulso con cierta intriga morbosa me obligaron a volver a la escena del hecho. Comencé a caminar por el sendero que llevaba a casa, el cual se disolvía entre ramas y arboles, en un atípico bosque. Pasaron veinticinco minutos según mi reloj. La cabaña comenzó a dibujarse nuevamente en la escena, seguía con la puerta abierta a modo de fuga y las luces apagadas, la única luz que tenia a mi favor en ese momento era la del sol que cada vez disminuía un poco, los grillos me aturdían. Voces, risas, llantos, golpes, disparos, una y otra vez. Finalmente llegue al umbral de la puerta, hasta que la escalera se impuso en mi camino, subí cada escalón desconcertado, aterrado por ver lo que yo mismo había hecho, temeroso. Giro el picaporte, y la escena queda al descubierto, el cuadro más horrendo frente a mí, el arma tirada al lado del closet y el cuerpo de Magali tirado en el suelo con un impacto en el pecho, que todavía sangraba gotas de dolor. Ningún signo de vida a la vista. Un nuevo impulso se apodera de mí, me acerco al cuerpo, arrodillándome, mirándola a los ojos, esos bellos ojos celestes que tenia. Un mechón de pelo rubio mezclado con sangre rozaba su brazo. ¡Magali!- Exclame entrecortado- Obviamente no recibí ninguna respuesta, mi propia impotencia me provoca besarla, tocarla, hacer algo para poder revivir algo que ya, simplemente dejo atrás todo tipo de existencia o reacción. Tomo de su mano, y le coloco una sortija, aquella que tiempos atrás deslumbraba a nuestras vidas, dejo caer su mano. Me levanto tomo mi celular, disque el 911 y lo único a lo que atine fue confesar todo. Sin nada más que decir, corte la conversación, aparentemente la policía venia en camino. Tomo una pieza de esta escena, el arma y parto hacia la laguna nuevamente. Parado en unos de sus bordes, sintiendo el golpe suave de las gotas y el susurro insatisfecho de mis lágrimas, poco a poco voy girando mi mano hasta colocarla junto a mi cabeza, un disparo en la sien se convierte en el sonido perfecto para destruir tanto silencio. Treinta y dos años, se hunden profundamente, llevándose, pensamientos, secretos, verdades y recuerdos.


Luis R. Parodi