No tardamos mucho tiempo...
De pronto tus piernas estaban a un lado de mi cama.
Tus jeans me embriagaron, el whisky aún llovía en mis labios.
Mi pelo era una selva con tus manos como animales corriendo, cazando sensaciones.
Fui directo a comer tu piel, fui directo a tu corazón...
No pude distinguir tus ojos de los míos.
Decíamos tanto en silencio, ¿o pretendes cegarlo?.
Mi belleza se desvaneció en tu pecho.
La cama y una orgía de sabanas, nos acompañaban, los únicos testigos de lo que ocurría en la inmensidad del silencio y de la oscuridad....
Una estaca y mil futuros junto a vos.
¿Donde, quien, vos, yo, nosotros?.
"Hola" pronuncié... aún daba vueltas desorientado buscando ubicarme en tiempo y espacio, en sentimientos y realidades.
Hice unos cuantos pasos y ante tanto silencio, volví mi cabeza hacia atrás para observar que aún dormías sin perseguirme, sin intenciones, inanimado, desahogado, sin alma...
Yo, tan intenso.
Tomé tu mano, pronuncié más silencios y decidí partir...
Llevando esta selva a otros cazadores.
Jugamos y yo, como siempre, perdí.
Luis R. Parodi.

0 comentarios:
Publicar un comentario