El cielo toca el piano, y los gorriones sirven el manjar, más las flores eligen su mejor color.
De entre las superficies, cubro mi desnudez con delicadas porciones de tela, actos vanidosos frente a un espejo gastado por el pasar del tiempo y el goze del viento.
Cerrando los ojos y dibujando circulos alrededor de un cuarto triangular, dejo fluir los momentos, ansiedad... y solo esperando poder confiar.
El encuentro se produce, como un impacto, leve flechazo en mi corazón, te miro a los ojos, nuestras pupilas se sincronizan...
Copas, platos deleitados, y un par de anatomias con ganas de amor.
Corriendo entre plantas y figuras, un jardin oscuro, fresco, estrellas involucradas, un par de duendes y hagas imaginados.
Se produce nuevamente el encuentro, tu respiracion y mi latir, tus ojos y mi boca, tus manos y las mias en un intento por desbotonar nuestra piel... desnudez descubierta, libertad circulando por nuestra sangre...
Mis labios se resecaron, el sol me golpeo, el pasto me contorneaba, las flores me miraban penosas, más todo mi cuerpo anesteciado... mi desnudez al aire... ausencias y carencias, faltas y necesidades... mirando al sol quedé por un largo tiempo, lamentando, y tratando de recordar, tan solo aunque sea tu rostro... mientras tanto, gozo del gusto, del extraño pero tan delicado sabor de mis manos.
De entre las superficies, cubro mi desnudez con delicadas porciones de tela, actos vanidosos frente a un espejo gastado por el pasar del tiempo y el goze del viento.
Cerrando los ojos y dibujando circulos alrededor de un cuarto triangular, dejo fluir los momentos, ansiedad... y solo esperando poder confiar.
El encuentro se produce, como un impacto, leve flechazo en mi corazón, te miro a los ojos, nuestras pupilas se sincronizan...
Copas, platos deleitados, y un par de anatomias con ganas de amor.
Corriendo entre plantas y figuras, un jardin oscuro, fresco, estrellas involucradas, un par de duendes y hagas imaginados.
Se produce nuevamente el encuentro, tu respiracion y mi latir, tus ojos y mi boca, tus manos y las mias en un intento por desbotonar nuestra piel... desnudez descubierta, libertad circulando por nuestra sangre...
Mis labios se resecaron, el sol me golpeo, el pasto me contorneaba, las flores me miraban penosas, más todo mi cuerpo anesteciado... mi desnudez al aire... ausencias y carencias, faltas y necesidades... mirando al sol quedé por un largo tiempo, lamentando, y tratando de recordar, tan solo aunque sea tu rostro... mientras tanto, gozo del gusto, del extraño pero tan delicado sabor de mis manos.
Luis R. Parodi.

0 comentarios:
Publicar un comentario