Estas caderas ya no se mueven, estos ojos están sujetos a parpadeos de esperanza.
Brazos enderezados a la fuerza, más de mil sueños... caballos galopan sobre mi pecho.
Mi camisa se consume en un fuego de desesperacion, cada boton cae, unos derretidos, otros simplemente huyen.
Este corazón desesperado, late, golpeando cada vez más fuerte... me propongo ahogarlo.
Lapices alterados, hojas mal usadas, una mente, un impulso que se apodera de cada vena... garabatos y tinta sobre mi piel.
Escribiendo más de mil cartas, más de mil dibujos... más de mil sentimientos.
El caminar de un silencio eminente corta mi volumen de sonidos...
La ventana luce aturdida, y los arboles un poco acongojados, las nubes buscando rincones, amontonándose.
Un par de piernas y brazos, en conjunto de una menuda anatomía se dibujan en la puerta de entrada... "Llegaste, pasa, que esto recién empieza, no te preocupes por la pintura en mi cuerpo, luego tendremos tiempo para limpiarla...."
Luis R. Parodi.
